Climatológicamente hablando el McKinley (Denali en lengua Inuit),es una de las montañas más duras del planeta. Su cercanÃa al mar y su situación en tierras árticas, le proporcionan un clima extremadamente duro. En comparación con la altitud, el McKinley (6194 mts.) alcanza unas temperaturas mucho más extremas que un ochomil y unos vientos muy fuertes. En el último campo situado a 5200 metros, la temperatura llega a alcanzar los 40 grados bajo cero como norma general. Nosotros tuvimos que aguantar tres noches en ese campamento con 40 bajo cero en el exterior y con 25 bajo cero en el interior de la tienda. En un ochomil estas temperaturas se dan generalmente en cotas en torno a los ocho mil metros. Además cuenta con un desnivel de 4000 metros desde el campo base a la cima, ¡ahà es nada!. Por el contrario la ruta normal (West Buttres) es un espectáculo para los sentidos. Hay anchos y llanos glaciares, pasos entre montañas, palas de hasta 50º, y un trecho por cresta donde las vistas son espectaculares. Si a esto le añadimos la total autonomÃa que permite esta montaña, ya que desde el campo base hasta el campo 4 se puede ir tirando de pulka donde se lleva todo lo necesario y, por lo tanto, no hacen falta porteadores, la satisfacción que da esta montaña es inigualable. Eso sÃ, puede haber tanta gente como en cualquier montaña del planeta. Todo el tema burocrático (permisos, etc.), las reservas de alojamiento en Anchorage (la capital de Alaska), de transporte terrestre, del vuelo en avioneta hasta el campo base, y del alquiler de raquetas, pulkas (te los puedes llevar de casa si tienes, pero es un engorro a la hora de viajar con tantos bultos) y combustible para los hornillos, lo gestionamos desde casa, por lo que al llegar allà solo nos tuvimos que preocupar de comprar la comida necesaria para la expedición. Esta expedición la realizamos en Mayo.
![]() [+] click para ampliar El espectacular vuelo en avioneta hacia el campo base. |
![]() [+] click para ampliar Camino del campo 3 tirando del pulka. |
![]() [+] click para ampliar Campo 4 (campo base avanzado). Se puede observar el muro de hielo para proteger la tienda. Ahà estábamos contentos porque nos acabábamos de asear. |
![]() [+] click para ampliar Por la cresta, camino del campo 5. |
![]() [+] click para ampliar Tramo de la cresta antes de llegar al campo 5. |
A esta expedición fuimos tres personas y, como si fuera el número perfecto, todo salió a las mil maravillas. Después de algunas semanas realizando las reservas pertinentes, rellenando formularios y solicitud de permisos, nos pusimos en marcha hacia Alaska. Después de dos escalas (Amsterdan y Seattle) llegamos a la capital Anchorage. Cogimos un taxi y fuimos a la casa donde habÃamos reservado una habitación los dÃas que estarÃamos allÃ. Era una casa enorme, con jardÃn y allà nos juntamos varios grupos de todo el mundo que también iban al McKinley.
Al dÃa siguiente fuimos Costco, un hipermercado donde compramos toda la comida para los aproximadamente 15 dÃas que Ãbamos a estar en la montaña.
Al otro dÃa nos vinieron a recoger en un todoterreno para viajar a Talkeetna, poblado donde se coge la avioneta para volar al campo base. En Talkeetna hay una oficina por cada compañÃa de avionetas donde se pueden alquilar las raquetas, los pulkas y comprar el combustible. Después de gestionarlo todo y de comer algo, embarcamos en la avioneta. El vuelo es impresionante, se atraviesa la tundra y después se vuela entre las montañas llegando a pasar por un paso donde la proximidad de los picos hacÃa vibrar la avioneta, alucinante. El aterrizaje es otra cosa a tener en cuenta. Se aterriza en pleno glaciar y notas como culea la avioneta cuando se desliza por la nieve.
Una vez en el campo base (2200 mts) nos recibió una chica donde nos proporcionó los pulkas y el combustible. Mucha gente decide quedarse esa noche en el campo base, pero nosotros quisimos aprovechar más el tiempo y la gran cantidad de horas de luz solar, y emprendimos el camino al campo 1. Este tramo es bastante llano y apenas hay desnivel, el C1 está a 2400 metros, por lo que la tarea de tirar de los pulkas resultaba agradable. Llegamos a las once de la noche y todavÃa era de dÃa.
Al dÃa siguiente y sin madrugar nada (debido al frÃo y a que anochece pasadas las 12 de la noche, no es necesario madrugar, salvo el dÃa de la cima ya que es una jornada muy larga), salimos hacia el campo 2 (3000 mts). En este tramo ya habÃa que subir alguna cuesta notándose el peso de los pulkas. El glaciar por aquà no es muy problemático en asunto de grietas.
Hay que decir que se recomienda siempre que se monta la tienda, construir un muro de hielo alrededor para protegerla de los fuertes vientos que puede llagar a haber. Nosotros tuvimos suerte y el viento nos respetó bastante. También es fácil encontrar restos de muros de otras expediciones, por lo que el trabajo es menor ya que solo hay que reconstruirlo un poco.
Al dÃa siguiente nos fuimos al campo 3 (3400 mts). Este campo ya es distinto. En los otros dos apenas coincidimos con gente, pero aquà ya habÃa alrededor de 15 grupos, y es que aquà se recomienda estar dos dÃas, uno de ellos para portear parte del material al campo 4 (4200 mts), ya que el terreno es más inclinado y hay alguna travesÃa a media ladera que con los pulkas a tope resultarÃa muy trabajoso. Además se usa ese porteo para aclimatar mejor.
Este dÃa preparamos lo que portearÃamos al campo 4 al dÃa siguiente.
El dÃa del porteo empieza con una dura y empinada pendiente en la que hay que tirar del pulka. Después llega un tramo llano, y seguidamente se accede al famoso Windy Corner, que como su nombre indica siempre hace viento. Pues bien, las tres veces que atravesamos este paso, solo una lo tuvimos con viento fuerte, pero no es lo normal. Tras el paso viene una travesÃa a media ladera donde el pulka tiende todo el rato a deslizarse en el sentido de la pendiente, resultando desagradable el progreso en este tramo. Después de esto ya queda un tramo menos duro para llegar al campo 4. Si en el C3 habÃa gente, aquà se puede decir que es un pequeño poblado, porque es donde más dÃas se pasa de toda la expedición, y por lo tanto donde más gente se concentra. De hecho, a este campo se le llama Campo Base avanzado, porque está al pie mismo de la montaña, y se usa como base para aclimatar. Además hay una tienda donde están los Rangers con radioteléfono y servicio médico. Todo un lujo.
La vuelta al C3 fue una delicia porque volvÃamos sin peso.
Al dÃa siguiente volvimos a repetir la ruta para instalarnos definitivamente en el C4. La altura aquà ya se empezaba a notar, y tras 5 dÃas de actividad seguidos, decidimos tomarnos dos dÃas de descanso absoluto. DÃas que los dedicamos a adecentar el muro de hielo para protegernos del viento, para asearnos un poco, y para comer y dormir mejor.
Hasta aquÃ, la temperatura mÃnima que registramos fue de 20 bajo cero en el exterior y 10-12 bajo cero dentro de la tienda, temperaturas éstas siempre por la noche, durante el dÃa andaban unos pocos grados por encima de cero, e incluso en zonas soleadas se podÃa llegar a los 10 sobre cero.
Después de esos dÃas de descanso, hicimos una aclimatación a la parte alta de la pala que desemboca en la espectacular arista que conduce al campo 5. Esa pala se llama Head Wall, es de unos 50º y su parte alta está a unos 5000 metros. Como solo era dÃa de aclimatación, fuimos con una mochila ligera. Hay que decir que el pulka ya no se usa desde aquÃ, puesto que la inclinación de la pala y luego la travesÃa por cresta no son factibles para tirar de él.
En la pala hay puestas un par de cuerdas fijas para poder asegurarse. Al llegar al final de la pala estuvimos un buen rato disfrutando del panorama: por debajo el C4, un mar de glaciares y montañas, y por encima la cresta que va al campo 5. Después de un buen rato, bajamos al C4.
Los dos siguiente dÃas tuvimos mal tiempo (hasta ahora nos habÃa hecho un tiempo excelente), por lo que no pudimos hacer más que descansar. Estos dÃas las temperaturas mÃnimas bajaron a 25 bajo cero.
Ya por fin mejoró el tiempo y con todo el equipo preparado y lo que no Ãbamos a llevar bien enterrado en la nieve, salimos camino del C5 (5200 mts.). Otra vez tuvimos que remontar la pala de 50º, y después la pedazo cresta con unas vistas vertiginosas. Hay gente que hace un porteo al C5, pero nosotros lo hicimos de un viaje, eso sÃ, con un mochilón que daba dolor solo de verlo. 8 horas bastante duras entre la pala, algún tramo mixto pero fácil y pendientes en la cresta que a más de 5000 metros se amontonaban un poco. La llegada al C5 fue terrorÃfica. Un fortÃsimo viento, 30 bajo cero, y la nieve convertida en hielo, por lo que lo justo pudimos clavar la clavijas, ni muro para proteger la tienda ni nada. Un auténtico infierno. No pudimos coger nieve para fundir y para cocinar, y tuvimos que pasar esa noche con lo que nos quedaba en las cantimploras y cenar barritas, ni siquiera pudimos comer queso o jamón, todo lo que nos rodeaba estaba congelado. Esa noche las mÃnimas fueron de 40 bajo cero en el exterior y de 25 bajo cero dentro de la tienda.
Al dÃa siguiente acusamos el esfuerzo y la mala hidratación, por lo que nos dedicamos a descansar, y aprovechando que no soplaba mucho viento, hicimos acopio de nieve en bolsas para fundir y cocinar. En este campo estábamos solo 3 expediciones.
Al dÃa siguiente nos levantamos a las dos de la mañana, y nos dispusimos a desayunar para ir a por la cima. Dormimos con casi todo el material dentro del saco para que no se congelara, botas, botines, guantes, ropa, mecheros, hornillos, y cantimploras. Después de desayunar y de calentar un poco las botas en el hornillo, salimos hacia la cima. Eran las 4 de la mañana y ya era de dÃa. HacÃa mucho frÃo e Ãbamos muy despacio, pero a medida que el sol subÃa se aguantaba mejor la ascensión. Llegamos a la cima sin más complicaciones, y tras las fotos comenzamos a bajar rápidamente por el frÃo que hacÃa.
Llegamos al C5 y empezamos otra vez con la tediosa tarea de fundir nieve y cocinar. Esa noche dormimos como reyes, a pesar de los 40 bajo cero que volvimos a registrar.
Al otro dÃa recogimos todo y bajamos al C4, que entonces nos pareció algo asà como el Caribe. Algunos expedicionarios nos recibieron con termos de té caliente y preguntándonos sobre nuestro estado. Hay veces en las que el compañerismo que demuestran algunos no tiene precio.
Descansamos ricamente y al dÃa siguiente sin prisas, nos levantamos, desayunamos y bajamos con los pulkas de un tirón al campo base, que estaba a rebosar de expediciones, donde pasamos la última noche.
Al dÃa siguiente vino a recogernos la avioneta (que ya avisamos a la chica del campo base para que viniera) y volamos de vuelta a Talkeetna y de ahà en todoterreno a Anchorage. Comimos en abundancia y descansamos como reyes. Pero aun nos quedaban 4 dÃas que los dedicamos a visitar la penÃnsula de Kenay, con sus fiordos y glaciares que se funden en el mar, delfines, osos negros, focas, etc, etc., pero esto ya en plan turista y disfrutando sin esfuerzo fÃsico.
Saludos.
Pitxi.